sábado, 15 de febrero de 2014

YO NO SOY LA MARCA ESPAÑA

Por mucho que se empeñen en vender este país, yo no voy en el lote. Nunca controlarán ni lo que pienso ni lo que soy capaz de hacer. No soy una marca a disposición de los mercados financieros. No soy domable. Puedo seguirles el juego hasta acabar con ellos. Hasta verlos a todos en la cárcel. La razón es bien sencilla: los dueños de las formas políticas nada pueden con las potencias espirituales. El individuo tiene la libertad, siempre la tendrá, por mucho que se la mermen. El individuo aislado concentra en sí más poder que un partido, que un ejército, que cualquier usura impuesta por sus gobernantes.
Nuestros políticos no son la democracia.
La democracia es la forma que tiene un pueblo de no ser esclavizado.
Nuestros políticos no simbolizan la democracia.
La democracia se simboliza en el acto libre de cada ser humano.
Nuestros políticos no representan a los ciudadanos.
Representar viene del latín “repraesentare”: SER con reiteración (RE) y SER delante, antes, mucho y más (PRAE).
Nuestros políticos no están ni delante de nosotros para defendernos, ni antes que nosotros para hacerlo, ni siquiera dispuestos ni mucho ni más a jugarse un meñique por nosotros.
Se limitan a vendernos y a reiterarse a sí mismos.
Nuestros políticos ni siquiera son nuestros.
Son de su partido.
Los nuestros, los verdaderamente nuestros, no se venden. Son anónimos. Se mueven en ese silencio que jamás podrán controlar… Más poderoso que un partido, que un ejército o que cualquier usura impuesta por unos traidores.

Ricardo García Nieto