miércoles, 26 de marzo de 2014

ARRE, ESPAÑA

España es un país sometido a los mercados financieros cuyo idioma común es el de la culpa. El “habéis vivido por encima de vuestras posibilidades” se ha convertido en la letra del himno nacional.
Para evitar una revolución, a los españoles se les ha lavado el cerebro para que se complazcan con casi nada. No es de extrañar que se identifiquen con ese personaje tan de moda en los anuncios de radio y televisión: el idiota contento, eufórico con cualquier bagatela.
Los españoles dan vueltas sobre el eje de la estupidez como una rueda que girase póstumamente en un automóvil estrellado. Los responsables del siniestro nunca han dejado el poder.
A los españoles sólo se les exige una musculosa mediocridad con la que agarrarse a las mentiras. Han tocado fondo y se han acomodado en él. Aguantan bien en el infierno con tertulias y partidos televisados. Sus gobernantes les dan en el gusto lo mismo que a un burro en las ancas. ¡Arre, España!
A los españoles se les ha adiestrado como a perros. Y son fieles a sus amos. Nadie responde políticamente ante ellos. Son los españoles los que responden políticamente cuando se les solicita.
La tragedia no es que la los españoles se les culpe como a niños y se les estimule como a bestias. La tragedia es que se dejen hacerlo.

Ricardo García Nieto