lunes, 26 de diciembre de 2016

DESEO DE AÑO NUEVO



Los hombres buenos nos ayudan a elevarnos, pero no ascienden por nosotros. La sanación de esta sociedad enferma depende de millones de vuelos ignorados. No se trata de asomarse a una esperanza entre gemidos y llantos, sino de abrazar el destino que nos llama desde lo alto, de vivir desprendiéndonos de una mente impuesta. Que los días que han de venir nos doten de sentido. Que dejen de caer ángeles a nuestra espalda.


Ricardo García Nieto.

domingo, 30 de octubre de 2016

LA HABITACIÓN CERRADA

Hace años, me radiaron un breve cuento. Don Andrés Amorós lo versionó con mucho cariño. Lo encuentro ahora en el baúl de mi ordenador y lo escucho con cierta melancolía. Tal vez sea el momento de compartirlo.

http://www.ivoox.com/habitacion-cerrada-audios-mp3_rf_13538390_1.html?autoplay=true


jueves, 1 de septiembre de 2016

EL ÁRBOL


 

Llega un momento en la vida en el que, como si de una película se tratase, recordamos las estupideces con las que hemos creado alarma y preocupación. O las injusticias que hemos perpetrado. Es una etapa que demanda misericordia para con nosotros mismos y aceptación de nuestra oscuridad. En otras ocasiones, he hablado del proceso de auto-construcción personal, que exige una demolición de cuanto hemos sido. Así lo señalaba, acertadamente, Jung, y así hemos de padecerlo. No es necesario morirse para ver el largo tren de nuestros errores. Desdichados aquellos que precisan de la muerte para darse cuenta de sus desaciertos.
Alguna vez, todos habremos de pararnos y aprender de la engañosa quietud de los árboles, cuyo camino es vertical: crecer hacia arriba y hacia abajo.
Las hojas que ascienden hacia el cielo están ligadas a las raíces que descienden a la más densa oscuridad.

Ricardo García Nieto.

lunes, 1 de agosto de 2016

TAN DIVERTIDO COMO DOLOROSO


El mundo se ha vuelto tan divertido como doloroso. Los idiotas felices de los anuncios nos tienden una trampa cada día. Salen de nuestro televisor con la soltura de los fantasmas al atravesar las paredes, pero ellos nos atraviesan la conciencia. El hombre tiene un pie en el fango de la seducción y otro en el cepo de su poder adquisitivo.
Hoy día el bien se parece demasiado al mal.  Engullimos catástrofes y crímenes: los que nos sirven en la mesa de la realidad y los que buscamos en la butaca de la evasión. Demasiados muertos por minuto.
Lo terrible se ha vuelto tan cotidiano que lo emulamos en nuestros pocos metros de intimidad.
Crecemos económicamente sin límites en un planeta que sí los tiene. Depredamos. Compramos lo que en el tercer mundo mata a los que nunca tendrán nombre. Hacemos los deberes para vivir como esclavos y al mismo tiempo tener la cara y las manos manchadas de sangre.
El bien común aparece en los teatros de la política como la ornamentación que embellece la podredumbre: ¡Escuchad, cadáveres del voto, escuchad la música! Los actores salen a escena y se regocijan en nuestra fascinación.
Nadie nos asiste: lo hemos perdido.
Navegamos por el espectáculo del caos, esa función tan divertida como dolorosa.


Ricardo García Nieto.




 
 

domingo, 31 de julio de 2016

NO OS LO TOMÉIS EN SERIO. ¿O SÍ?

-En una primera fase, provocaremos una ficticia crisis económica, que tendrá ocupada y preocupada a la población para que no vea el entramado de las dos siguientes fases. Habrá algunas protestas y revueltas callejeras, que servirán para soltar las últimas iras que aún alberguen los corazones. Conseguiremos tal grado de confusión y temor, que la gente apenas reaccionará cuando comience la segunda fase.
-¿Qué segunda fase?
-La guerra.
-¿Qué guerra?
-Cualquiera vale. Pero Irán podría ser el enemigo que todo lo justifique. Y cuando digo “todo” no me quedo corto. La incertidumbre y el miedo hará que los sucios rebaños no se atrevan ni a respirar.
-¿Y después qué?
-En la tercera fase, habrá un evento celeste.
-¿Qué evento?
-El que ha de suceder o el que, sencillamente, nos permita protagonizar nuestra tecnología. O ambas cosas a la vez. Da igual. La imaginación hará su trabajo y el hombre volverá de golpe al pertinente estadio infantil del que nunca debió salir, y se doblegará ante el líder o mesías que elijamos.
-¿Y si me decidiera a informar de vuestros planes a cuantos quieran escucharme?
-Hazlo. Pondrás tu granito de arena en el nuevo orden. Hemos ido cociendo lentamente a las masas. El cine, la televisión o las novelas de ciencia ficción han sido nuestro fuego. Cuando reveles estas cosas, te dirán que has visto muchas películas, que se te han reblandecido los sesos lo mismo que a Alonso Quijano al leer tantas novelas de caballerías. Serás un… ¿Cómo se dice ahora? ¡Ah, sí! ¡Un conspiranoico! Eso es, un conspiranoico…
-¿Por qué me cuentas todo esto?
-Necesitamos locos que digan la verdad.
-¿Para qué?
-Precisamente para que la verdad sea tomada por asunto de locos.
-Sinceramente, no me creo nada de lo que me has dicho.
-Perfecto. ¿No lo ves? En cualquier caso, habremos logrado nuestro objetivo.
-Malditos seáis.
-Siempre lo fuimos.
(En este punto, el narrador duda de sus recuerdos, se aleja del papel y la pluma, y decide prepararse una taza de té con la convicción de no volver al tema).

Ricardo García Nieto

lunes, 11 de abril de 2016

SALIR DEL INFIERNO




La paciencia ante la injusticia tiene una dimensión más que trágica. Es un acto de muerte voluntaria en la que el pueblo es el único protagonista. Se levanta contra sí mismo. Elige la enfermedad y el frío. No infunde vida: le hace la autopsia a la generación siguiente. Sin conocerla.
Postergar la rebeldía cívica frente al latrocinio es peor que nutrirlo.
Es el agotamiento espiritual de una nación que deja sin derechos hasta a sus propios muertos.
Nuestra conciencia deambula como un elefante herido. Nuestra imaginación ya ha sufrido el primer disparo.
Cuando lleguemos a ese lugar donde no fluye el tiempo, estaremos condenados a masticar como liebres nuestros errores .
Hay que mirar por encima de nuestro cansancio moral.
Sin alas no es posible salir del infierno.

Ricardo García Nieto.

domingo, 3 de abril de 2016

ALGO SOBRE DOCTOR DIVAGO

 

Doctor Divago es un grupo de rock cuyo lirismo es tan rotundo como una demolición controlada, pero vista del revés, en la que el edificio se eleva, piedra a piedra, desde los escombros. Muchas de sus canciones contienen metáforas que son como explosiones, letras comparables a las mejores de la música pop española de cualquier tiempo. La música de tal derrumbe hacia el cielo puede frenar en seco, girar, saltar o simplemente caminar en esa senda vertical de árboles, globos o cohetes. Ritmo de batería sin límites, bajo más que profundo y guitarras de tormenta eléctrica crean el paisaje en el que la voz o la armónica rasgan el aire o penetran en el sólido más fuerte.
Catalogados como “rock periférico” –el grupo es de Valencia- se mantienen en su centro desde que comenzaron, hace más de 25 años. Ese centramiento los hace tan distintos que algún día serán considerados clásicos: hormas o siluetas a las que recurrir para habitar un espacio vacío de música.
En mi historia personal, me han sugerido tanto como un soneto de Borges o una novela de Baroja (por decir alguno de mis referentes). Yo no sería el mismo si nunca los hubiera escuchado. El arte, al fin y al cabo, se caracteriza por dejar una impronta en nuestras almas, una impronta que nos hace caminar de modo distinto y, sobre todo, hacia arriba.
Hay que tener cuidado con algunos temas de Doctor Divago: nos disparan con tal inocencia y entran tan sigilosamente en nosotros, que no somos conscientes de la herida que producen hasta mucho tiempo después, cuando ya ha cicatrizado. Quienes descomponen la realidad en mundos posibles, líneas de tiempo, reencarnaciones y vuelos a ambos lados de esa frontera entre la vida y la muerte, quienes nos punzan con el florete de lo inasible, nos invitan a una vida nueva. Celebro que sigan ahí como luminosos francotiradores en nuestro mundo oscuro.




Ricardo García Nieto